¿Te afecta emocionalmente la psoriasis? Aprende a gestionarlo

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La psoriasis es una enfermedad que puede tener un gran impacto a nivel psicológico y emocional. El hecho de que afecte a nuestra imagen física puede condicionar enormemente nuestros sentimientos. Si la psoriasis afecta a tus emociones, en este post vamos a intentar ayudarte a gestionarlo.

Un primer paso es valorar la gravedad de este impacto emocional y si consideras que no puede gestionarlo por ti mismo, la mejor opción siempre es consultarlo bien con tu médico especialista bien con un psicólogo.

No obstante, son muchas las ocasiones en las que el impacto emocional que conllevan las enfermedades de la piel, como es el caso de la psoriasis, puede mejorar con algunos consejos que vamos a desgranar.

La psoriasis es una enfermedad visible que se manifiesta de diferentes formas en la piel, ya sea en forma de placas, descamación, enrojecimiento, etc. Además, suele causar picor y malestar, por lo que en muchas ocasiones resulta una enfermedad incapacitante.

Personalidad y actitud

Los psicólogos comentan que, al cursar en brotes, la psoriasis conlleva una cierta inseguridad en los pacientes ante la falta de certeza de cómo va a evolucionar. Afecta al equilibrio psicológico y psicosocial de las personas que la padecen. A la vez, la evolución de la enfermedad depende de factores como el estrés y otras variables psicológicas, como la tristeza o la ansiedad.

En definitiva, nuestra personalidad y nuestra actitud a la hora de enfrentarnos a la enfermedad también influyen en la evolución de la psoriasis.

Fases de la respuesta emocional

La doctora Sandra Ros, psicóloga del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, ha explicado las diferentes fases de respuesta emocional por las que pasa una persona con psoriasis:

  1. Prediagnóstico: aparecen los primeros síntomas, que pueden ser dolor o bien manifestaciones cutáneas. Suelen generar una cierta preocupación por las lesiones, ansiedad y desconcierto.

  2. Diagnóstico: cada persona puede responder de una forma diferente tras conocer que tiene una enfermedad crónica y visible. La mayor preocupación suele ser por saber cómo va a evolucionar y de qué manera nos va a marcar la vida. Pueden aparecer sentimientos de miedo y rabia ante la situación de impotencia e indefensión que se siente.

  3. Posdiagnóstico: surgen los temores ante el desconcierto de la enfermedad, su evolución y otros factores añadidos, como los posibles efectos secundarios de los tratamientos. Se produce una gran preocupación por las limitaciones que la enfermedad nos puede causar y cómo va a afectar, en general, a nuestra calidad de vida.

Más información de fuentes fiables

Una de las mejores herramientas para superar todos estos temores es la información. “Debemos ser activos en la búsqueda de información”, ha dicho Sandra Ros. Resulta fundamental acudir a fuentes fiables, realizadas por profesionales especialistas. Otra opción es acudir a las asociaciones de pacientes, que también pueden ofrecernos ayuda especializada. Tal es el caso de Acción Psoriasis o Psoriasis en Red.

Hábitos de vida saludable

Para el estado anímico resulta fundamental seguir unos buenos hábitos de vida. A veces el día a día no nos deja organizarnos, pero si tenemos enfermedades crónicas como la psoriasis, debemos intentar ser disciplinados y fijar unos mínimos. Por ejemplo, la alimentación más recomendada es la basada en la dieta mediterránea: frutas, verduras, etc. Por supuesto, es aconsejable evitar el tabaco y limitar el consumo de alcohol.

Además, debemos seguir “un ritual” de nuestra enfermedad, cada uno con sus necesidades: cumplimiento riguroso del tratamiento, hidratación de la piel, ropas cómodas de tejidos naturales...

Contra el estigma social

Una de las principales causas de impacto emocional derivado de la psoriasis es el estigma social que todavía se observa en algunas ocasiones. La ignorancia sobre esta enfermedad, junto con la proliferación de bulos, siguen alimentando este estigma social. Mucha gente sigue pensando que la psoriasis es una enfermedad que se puede contagiar por contacto, por ejemplo. Por ello, en ocasiones las lesiones en la piel nos causan inseguridad y miedo al rechazo.

Para evitar esta barrera social, las sociedades científicas y también las asociaciones de pacientes han impulsado diversas campañas de información y concienciación para intentar eliminar o, al menos, reducir la carga de este tipo de estigmas.

Referencias: