La importancia de la alimentación en pacientes con psoriasis

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En la evolución y gravedad de la psoriasis, la alimentación puede jugar un papel relevante. El tratamiento de la psoriasis, además de contemplar varias opciones que incluyen cremas de uso tópico, fototerapia, medicamentos orales y fármacos biológicos, la dieta debe considerarse un elemento importante. En este sentido, debe ir orientada a tener en consideración el riesgo de las personas con psoriasis de desarrollar diabetes, hipertensión o enfermedades cardiovasculares; y a regular el peso del paciente, ya que se ha observado que puede influir en la eficacia del tratamiento, la afectación de la piel y la gravedad de la enfermedad. Además, la presencia en la dieta de algunos alimentos y nutrientes −y la ausencia de otros− puede contribuir a la aparición de brotes o al empeoramiento de la enfermedad.

Bases de una dieta saludable

Aunque la dieta y las intervenciones dietéticas no pueden definirse como componentes principales del tratamiento de la psoriasis, sí pueden ayudar a mejorar la enfermedad. De este modo, la dieta puede contribuir a evitar brotes y prevenir el avance de la patología. Además, una dieta adecuada siempre se relaciona con un mejor estado de salud en general.

Un ejemplo de patrón dietético recomendable es la dieta mediterránea tradicional basada en alimentos de origen vegetal como verduras, hortalizas y frutas, legumbres, frutos secos, aceite de oliva y también pescado. Esta dieta incorpora cantidades moderadas de carne y lácteos. Todo esto determina que sea una dieta rica en antioxidantes, grasas monoinsaturadas y omega-3, que pueden ejercer un efecto antiinflamatorio positivo. Existen diversos estudios que muestran una mejoría en los síntomas de la psoriasis cuando los pacientes se acercan más al patrón de alimentación mediterráneo.

Alimentos para la psoriasis

Una dieta adecuada para la psoriasis debería incluir:

  • Al menos, cinco raciones de alimentos vegetales al día (tres de verduras y hortalizas y dos piezas de fruta).
  • Tres raciones de pescado a la semana, especialmente pescado azul, rico en grasa omega-3. La carne, si está presente, debe ser baja en grasa (especialmente aves y conejo).
  • Legumbres más de dos veces por semana (judías, garbanzos, lentejas, soja…). Aportan proteínas vegetales, fibra, vitaminas y minerales.
  • Cereales integrales: trigo y derivados (pan, pasta…), arroz, avena, maíz, etcétera.
  • Para cocinar y aliñar, aceite de oliva virgen.
  • Frutos secos: ricos en grasas insaturadas, proteínas, vitaminas y minerales. Es recomendable tomarlos sin sal y sin freír.
  • Semillas: son ricas en proteínas, vitaminas, minerales, fibra y grasas insaturadas. Se pueden preparar de muchas maneras y añadir a muchos tipos de plato. La quinoa, sésamo, girasol, lino, calabaza y chía son algunas de ellas.

En cuanto a los alimentos que se deberían limitar son los procesados, precocinados y los excesivamente refinados. También habría que reducir el consumo de azúcares y dulces, alimentos excesivamente salados y grasos y bebidas alcohólicas.

Peso y psoriasis

Existe un vínculo bien establecido entre la obesidad y la psoriasis. Entre las personas con exceso de peso se observa un mayor número de casos de psoriasis, una mayor gravedad de la enfermedad y una respuesta más reducida al tratamiento. Esta asociación puede estar relacionada con los efectos proinflamatorios del exceso de grasa corporal. Por lo tanto, la reducción de peso por medio de la dieta puede ser útil en pacientes con psoriasis que tienen sobrepeso u obesidad (es decir, con un índice de masa corporal por encima de 25). En estos pacientes, una dieta baja en calorías conduce a mejoras significativas en la severidad de la psoriasis y en la afectación de la piel.

Además, la psoriasis se asocia a un mayor riesgo de diversas enfermedades autoinmunes, entre ellas, la enfermedad celíaca cuya probabilidad es dos veces mayor en las personas con psoriasis. En este sentido, en personas con psoriasis y enfermedad celíaca confirmada se recomienda una dieta sin gluten. No obstante, debe ser siempre el médico el que elimine el gluten de la dieta.

Por otro lado, la deficiencia de vitamina D es común en pacientes con psoriasis. Es más, los niveles disminuidos de vitamina D en sangre se asocian con una mayor gravedad de la enfermedad, por lo que administrar vitamina D directamente sobre la piel está bien establecida como una opción de tratamiento eficaz en la psoriasis, debido a su papel en la proliferación y maduración de un tipo de células, los queratinocitos. Sin embargo, los estudios sobre suplementación oral no han mostrado resultados definitivos. La vitamina D es difícil de encontrar en los alimentos: el pescado graso, los lácteos y los huevos la contienen en cantidades moderadas. Parte de ella se sintetiza en la piel por el propio organismo gracias a la luz solar, de ahí la importancia de realizar actividades al aire libre con regularidad.

En definitiva, para una persona con psoriasis es fundamental cuidar la dieta ya que hay alimentos que pueden desencadenar o agravar la enfermedad, aunque no hay resultados confirmados al respecto. Por ello, se recomienda la utilización de un diario de seguimiento por parte del paciente para identificar los alimentos que pueden provocar un agravamiento de los síntomas de la psoriasis y llevar unos hábitos y estilo de vida saludables.

Bibliografía

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