¿Cuáles son los síntomas?

Es un estado de somnolencia y fatiga durante el cual la persona experimenta una necesidad repentina e incontrolable de dormir varias veces al día, incluso si ha dormido lo suficiente durante la noche. La SDE está presente en todas las personas con narcolepsia. Los pacientes con SDE pueden quedarse dormidos involuntariamente en medio de cualquier actividad, principalmente durante las actividades monótonas y sedentarias. En ocasiones estos ataques se dan en situaciones inusuales como al caminar, hablar o conducir, en las que se requiere estar completamente despiertos y vigilantes. Su duración suele ser de 15-20 minutos. La principal característica que la diferencia de otras patologías, es que los ataques de sueño son reparadores permitiendo reanudar las actividades aunque al poco tiempo reaparece la somnolencia. [1]

Es el síntoma único que caracteriza la narcolepsia tipo-1. Consiste en una pérdida breve y súbita del tono muscular, de una duración de segundos o pocos minutos sin llegar a perder en ningún momento la consciencia, siendo la recuperación inmediata y completa.

Las diferentes formas de cataplejía varían según el grado de gravedad. Puede ser parcial, a nivel de algunos músculos y provocar debilidad de las piernas, caída de la cabeza, cierre de los párpados, flacidez de la mandíbula o una incapacidad para articular palabras, pero también puede ser mucho más generalizada (cataplejía total) dando lugar a una caída con incapacidad para moverse y una posible lesión. Estos episodios suelen ser desencadenados por emociones fuertes, casi siempre positivas, como la risa, euforia, excitación sexual, sorpresa, o también la ira, frustración o vergüenza. La frecuencia de las crisis de cataplejía varía mucho de un individuo a otro. Puede presentarse desde varias veces al día hasta sólo unos pocos episodios en la vida.

Consisten en sueños o pesadillas muy vívidas, que se confunden y se entremezclan con la realidad, aportando fenómenos visuales, táctiles y auditivos.

Ocurren especialmente al inicio del sueño (hipnagógicas) o al despertar (hipnopómpicas). Estas alucinaciones suelen ser muy cercanas a la realidad y pueden ser aterradoras.

Se trata de un fenómeno desagradable que se produce cuando se inicia el sueño o cuando éste se termina. Los episodios crean ansiedad y miedo y se caracterizan por una incapacidad generalizada y transitoria para moverse o hablar; fundamentalmente ocurre durante la transición sueño/vigilia.

Suele asociarse a alucinaciones visuales o auditivas que dan un carácter aún más terrorífico al episodio. El paciente recupera el control de su musculatura en pocos minutos.[2]