El coste familiar de la osteoporosis es muy alto, por lo que se deben promover programas de diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. Las fracturas suponen una limitación para el paciente que, en función de la gravedad, puede llegar a incapacitarle para llevar una vida normal. Una situación que puede terminar lastrando a aquellas personas que conviven con el paciente o que están a su cuidado.
Tampoco hay que dejar de lado la situación laboral que se le puede plantear a la persona que sufra una fractura si se encuentra en estado laboral activo. El dolor crónico de origen óseo tiene como consecuencia un incremento del absentismo laboral, que va acompañado de un elevado gasto social y sanitario.