Tratamientos convencionales para enfermedades reumáticas

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Cuestionario de autoevaluación

En UCBCares queremos proporcionar a los pacientes el mejor apoyo posible, por eso hemos creado el cuestionario de bienestar.

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A pesar de ser enfermedades crónicas, ahora disponemos de tratamientos avanzados que permiten reducir el avance e incluso conseguir la práctica desaparición de los síntomas, lo que llamamos “remisión” de la enfermedad reumática. Con un seguimiento médico regular y un tratamiento precoz, se pueden no sólo lograr esos objetivos sino también reducir los efectos secundarios que pudieran aparecer como consecuencia de la aplicación de dichos tratamientos.

Tratamientos convencionales para enfermedades reumáticasTratamientos convencionales para enfermedades reumáticas

Debes confiar tu salud a especialistas en reumatología que lideren al equipo médico que abordará tu tratamiento. En ese equipo, estarás también tú, además de tu médico de familia y todos los profesionales sanitarios (enfermería, fisioterapia, psicología, etc.) que pueden contribuir a tu bienestar y a que sigas las indicaciones del tratamiento.

Además de los fármacos, deberás adaptar tu vida a un ritmo saludable, incorporando rutinas como el ejercicio moderado y adaptado a tu condición física (caminar, nadar, montar en bici, yoga, pilates), una alimentación equilibrada y un ritmo de trabajo y de descanso que garantice tu bienestar.

Según actúen sobre los síntomas o sobre el avance de la enfermedad, tenemos dos tipos de tratamiento.

Tratamientos basados en el control de los síntomas:

• Corticoides

Son eficaces y seguros y pueden administrarse de forma oral, mediante inyección intramuscular o también mediante inyección en las articulaciones afectadas, lo que se denomina infiltraciones. Aunque han sido utilizados durante muchos años como tratamiento para reducir los síntomas y el avance de la artritis, están asociados a un mayor riesgo de osteoporosis. Estos y otros inconvenientes hacen que su administración se limite a periodos cortos. En ocasiones, se utilizan sólo para controlar los brotes o como tratamiento “puente” hasta que el paciente puede acceder a tratamientos más a largo plazo.

• Antiinflamatorios no esteroideos (AINE)

Son fármacos de uso bastante común y permiten controlar el dolor y la inflamación en casos leves. Sin embargo, no previenen las lesiones en los tejidos ni el deterioro progresivo de las articulaciones, y pueden enmascarar los síntomas de la artritis.

Tratamientos basados en detener el avance de la artritis

Se llaman FAME (fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad) y también tienen un efecto positivo sobre el dolor y la inflamación. Los hay a su vez de tres tipos:

• Convencionales

Son de uso muy frecuente y efectos conocidos para contener el avance de la enfermedad. Pueden combinarse con un suplemento de ácido fólico en determinados pacientes. Los FAME tradicionales suelen asociarse a antiinflamatorios y corticoides al inicio del tratamiento. Se busca conseguir la «remisión clínica» del trastorno, es decir, interrumpir la actividad inflamatoria causante de las lesiones. Estos fármacos se utilizan hace muchos años, y por ello se conocen como FAME «tradicionales».1

FAME de última generación o moléculas pequeñas: Inhiben la inflamación y evitan la progresión del daño estructural.

• Biológicos (terapias avanzadas)

Se basan en el conocimiento de cómo actúa la artritis, y funcionan bloqueando los mecanismos mediante los cuales la enfermedad ataca las articulaciones. Están basados en proteínas modificadas y se administran en el hospital por vía intravenosa, o bien en casa con inyecciones subcutáneas.

Constituyen el último adelanto en el tratamiento de las enfermedades reumáticas y han supuesto un gran avance en el control de la enfermedad. Han demostrado una gran eficacia para controlar los síntomas en pacientes que no responden a los FAME tradicionales. Además, son capaces de frenar las destrucciones y deformidades articulares. Son proteínas fabricadas por técnicas de ingeniería genética que bloquean de manera selectiva alguna molécula o célula que juega un papel importante en los mecanismos de producción de la enfermedad como la proteína denominada factor de necrosis tumoral (TNF) o la Interleukina-1 (IL-1).1

Es importante mencionar que el tratamiento de las enfermedades reumáticas debe individualizarse según las características de cada paciente. Así, hay pacientes para los que la mejor elección puede ser un fármaco modificador de la enfermedad tradicional, mientras que otros requerirán la utilización de un agente biológico.

Todos estos medicamentos pueden ser más o menos eficaces, dependiendo de muchas circunstancias; pero también pueden generar una gran variedad de efectos adversos, más o menos acentuados. Por ello, es muy habitual que a lo largo del tratamiento se ajusten las dosis y se introduzcan modificaciones en el plan terapéutico cuantas veces resulte necesario, atendiendo a las características y necesidades de cada paciente.

Por otro lado, además del tratamiento específico, no debemos olvidar el control de otros procesos con frecuencia asociados a estas enfermedades, como la osteoporosis o los factores de riesgo cardiovascular.

Terapias avanzadas en artritis con medicamentos biológicos

Los medicamentos biológicos han sido un extraordinario salto adelante en el tratamiento de enfermedades reumáticas. Se basan en sustancias elaboradas por organismos vivos que se obtienen mediante un proceso muy complejo de fabricación en el que participan técnicas de ingeniería genética. El medicamento biológico actúa sobre el sistema inmunitario frenando la inflamación causada en nuestras articulaciones por nuestro propio sistema de defensas, así como los efectos de la enfermedad a nivel general.

terapias avanzadas con tratamientos biológicos

No todos los medicamentos biológicos son iguales. En función de la evolución y las características de la enfermedad en cada paciente, tu especialista en reumatología decidirá en cada momento cuál es el mejor fármaco. También es posible que decida combinarlo con otros tratamientos, como antiinflamatorios o corticoides. La combinación de todos ellos ayudará a potenciar sus efectos y evitar brotes de la enfermedad.

Nunca se debe dejar el tratamiento biológico sin consultar con el especialista en reumatología que lo ha pautado, aunque nos encontremos muy bien. De hecho, dejar el tratamiento puede reactivar la enfermedad.

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Bibliografía nueva:

1- Tratamientos para las enfermedades reumáticas (tufarmaceuticodeguardia.org)