Recomendaciones sobre el uso de tratamientos biológicos

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Los medicamentos biológicos deben administrarse por vía intravenosa (en hospital) o bien por vía subcutánea, mediante pequeñas inyecciones bajo la piel o con una pluma precargada.

Antes del inicio del tratamiento con medicamentos biológicos, es necesario descartar la presencia de enfermedades importantes e infecciones activas. Por este motivo es posible que le realicen distintas pruebas (rayos X, análisis, etc.) o bien que se tenga que vacunar para evitar algunas infecciones.

Estos fármacos tienen un precio elevado y suponen un gran esfuerzo para el sistema público de salud. Por ello, su uso debe hacerse de forma responsable. Ante cualquier duda contacta con tu especialista en reumatología, enfermería o farmacia. Es imprescindible conocer posibles efectos adversos, así como saber manejar los riesgos que puede suponer el tratamiento con fármacos biológicos, como el aumento de riesgo de infección. Por ello, habrá que estar atentos si tenemos fiebre, dolor de garganta u oídos, escozor al orinar, infecciones dentales, etc.

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En esos casos, lo mejor es:

  • Consultar con urgencia a tu especialista en reumatología por si fuera necesario interrumpir el tratamiento con el fármaco biológico.

  • Acudir a tu médico de atención primaria; en caso de que confirme que hay una infección en curso, te pautará un tratamiento antibiótico.

  • El tratamiento con el biológico no debería reanudarse hasta que no se haya resuelto la infección.

Es conveniente interrumpir el tratamiento antes de una intervención quirúrgica, así como los días posteriores a la cirugía. Para determinar durante cuánto tiempo, lo mejor es consultar con los profesionales de reumatología y enfermería.

Durante el tratamiento se recomienda la vacunación antigripal anual y la vacuna frente al neumococo cada cinco años. Si necesitas cualquier otra vacuna, es necesario avisar al equipo médico (especialista, generalista, enfermería) de que estás recibiendo un tratamiento biológico, ya que en este caso están contraindicadas las vacunas de gérmenes vivos.

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Se recomienda además evitar el contacto con personas que tengan una enfermedad activa como tuberculosis, sarampión o varicela para evitar el contagio.

Si durante el tratamiento biológico estás pensando en quedarte embarazada, pregunta a tu médico por tus opciones de tratamiento.

En cuanto a planificar tu embarazo durante el tratamiento, consulta aquí todo lo relacionado con planificación familiar.

Debes comunicar al especialista en reumatología o enfermería:

  • cualquier diagnóstico de una nueva enfermedad.

  • cualquier efecto adverso que hayas detectado.

Hasta hace poco, la estrategia de tratamiento solía comenzar con tratamiento sintomático (AINE o corticoides) para ir incrementando los tratamientos conforme los síntomas avanzaban. Hoy los pacientes suelen comenzar con tratamientos FAME y además pueden recibir un tratamiento sintomático para reducir el dolor y mejorar la funcionalidad. A medida que la enfermedad avanza o si el resultado del tratamiento no es satisfactorio, se recetan FAME adicionales o biológicos.

Vacunas y tratamiento con biológicos

Recuerda que si estás en tratamiento con biológicos, dispondrás de un calendario vacunal diferente al del resto de la población, y habrás recibido vacunas de recuerdo antes del tratamiento.

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Una de las vacunas más recomendables es la que te protege frente al neumococo (deberás recibir un recuerdo cada cinco años) y contra la gripe (hay una campaña anual que es profusamente anunciada en medios de comunicación y centros de salud), con lo que podrás estar más protegido frente a infecciones comunes. No dejes de preguntar a tu especialista en reumatología qué precauciones debes tener en cuenta a la hora de vacunarte.

Tener una enfermedad reumática no impide que puedas viajar, pero tienes que tener en cuenta que vacunas como la de la fiebre amarilla, obligatoria para viajar a países exóticos, se hacen con virus vivos atenuados, por lo que deberás consultar con tu especialista. Si estás en tratamiento con biológicos, están desaconsejadas las vacunas con virus vivos.

Las vacunas más comunes a base de virus vivos son las de la varicela, la fiebre amarilla, la polio, el sarampión, la rubéola y la parotiditis (paperas).