Dicho así, parecerá que no puedes comer de nada, pero tienes a tu disposición alimentos sanísimos, baratos, que están a tu alcance en cualquier supermercado, y son fáciles de preparar:
Legumbres: son una gran fuente de proteínas vegetales y hay mil formas de prepararlos (potajes, purés, ensaladas). Son, entre otros, judías, garbanzos, habas, lentejas, soja.
Cereales integrales: podrás encontrar en muchos supermercados semillas de todo tipo, así como arroz, avena, maíz, cebada…
Verduras y hortalizas: existe una variedad casi infinita de sabores que podrás disfrutar en ensaladas, cremas, potajes, guarniciones, etc. Brócoli, espinacas, acelgas, zanahorias, pimientos, espárragos, patatas, germinados de alfalfa, cebolla, coliflor y romanescu… la lista es interminable. Añádele a estos vegetales de “tierra” las algas marinas, que aportan gran valor nutricional con muy pocas calorías y un sabor increíble.
Bebidas vegetales: de coco, almendras, arroz, soja, avellanas, etc. y sus derivados (yogurt o queso vegetal).
Aceite de oliva virgen extra: además de un auténtico manjar, es rico en omega 3. Existen otros aceites saludables, como el de lino o el de germen de trigo.
Pescado: el mar es una fuente maravillosa de recursos culinarios. Disfruta de todos los distintos sabores que ofrece el mar, pero especialmente de los pescados azules como los boquerones, el salmón fresco (el ahumado tiene mucha sal), las sardinas, la caballa, el jurel, los arenques, etc.
Setas: sabrosas y con muy pocas calorías, están deliciosas en guarniciones, guisos y salteados. Desde el tradicional champiñón hasta el exótico shitake o el gourmet del bosque, los boletus.
Carnes bajas en grasa: puedes tomarlas a la plancha, al vapor, en papillote, y especialmente te recomendamos las de pollo, pavo o conejo.
Frutos secos: ricos en grasas y proteínas, procura tomarlos tostados sin sal, en el caso de almendras y avellanas. También son recomendables las nueces y los pistachos.
Huevos: contienen omega 3 y son versátiles y rápidos de preparar.
Frutas deshidratadas: ciruelas y uvas pasas y orejones, entre otros.
Frutas frescas: la naranja, la piña, las frutas tropicales y exóticas como la papaya, todas ellas ricas en vitamina C y antioxidantes, es recomendable tomarlas masticadas en vez de en zumo.
Semillas: ricas en antioxidantes y vitaminas, fibra, y minerales como cinc, hierro y cobre, las semillas pueden tomarse esparcidas en ensaladas o bien en el pan. Las de girasol, linaza y calabaza ayudan a regular el sistema inmune.
Lácteos y probióticos: como el yogurt, el kéfir y los quesos frescos. El yogurt y los alimentos fermentados como el miso japonés (soja fermentada), kéfir y el chucrut (col fermentada), contienen microorganismos que ayudan a digerir los alimentos y a fortalecer nuestro sistema inmunológico.
Recuerda que los suplementos nutricionales pueden no estar avalados por ningún estudio científico, y por supuesto, no sustituyen al tratamiento que haya determinado tu reumatólogo.