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Desde los tiempos en los que la ciencia aún era precaria y disponía de medios muy limitados para lograr soluciones eficaces, ha habido múltiples métodos mágicos que prometían la curación o la mejora de forma fácil. Sean graves o no, la ciencia lleva siglos investigando diferentes tratamientos para curar o paliar en lo posible enfermedades de todo tipo. Actualmente vivimos un auge de las denominadas “terapias alternativas”, remedios cuya eficacia no ha sido contrastada. El mayor riesgo que suponen dichas terapias es considerarlas la “alternativa” al verdadero tratamiento, es decir, sustituir el tratamiento médico por algo de composición y resultados inciertos. Aunque también existen riesgos en el caso de combinarse con mediación convencional.
El método científico, en el siglo XVII, se demostró y consideró como el más eficaz para detectar causas y generar soluciones médicas para estos males. Algunas enfermedades se resisten y se consideran crónicas sin que ello afecte a los investigadores, quienes no desisten en su empeño por hallar una cura. Las enfermedades reumáticas nos afectan desde el principio de los tiempos y siguen formando parte de nuestras vidas, pero gracias a la investigación, se ha logrado un mayor conocimiento de la enfermedad, se diagnostica antes y se sabe cómo mejorar la calidad de vida de los pacientes y persona afectadas.
No obstante, aún existen personas que no responden bien a los tratamientos. Muchas veces, la desesperación del afectado es aprovechada por quienes aseguran tener soluciones tan sencillas como eficaces para problemas complejos. Entonces, ¿cómo distinguir aquello que es realmente eficaz y saludable de lo que sólo es un timo? Aunque siempre ha sido difícil, el actual estado de la comunicación que permite que cualquiera pueda publicar, con apariencia de veracidad, el mayor disparate y en que las fake news se difundan con mayor rapidez que las aceptadas científicamente, hace que ahora sea más complicado. Por suerte, existen iniciativas como la de la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES) que, con el hashtag #SaludSinBulos, procura un Internet libre de estas falsas noticias y contribuir así a una información veraz y contrastada sobre la salud en la red.
¿Qué mal hacen estas terapias alternativas? Es una pregunta que muchos se han hecho a raíz del plan de Gobierno de España sobre la homeopatía y la persecución de charlas sobre supuestos métodos curativos con lejía. Un ejemplo que muestra los principales peligros que conllevan los remedios no basados en la evidencia científica es el fallecimiento de una paciente con cáncer, un caso dramático denunciado por un oncólogo en Girona. Bajo ningún concepto se debe abandonar el tratamiento probado por otros de dudosa eficacia, aunque exista gente que asegure que no puede pasar nada malo por combinar el tratamiento médico con productos más o menos “naturales”. Igual de peligroso es el conocido “a mí me funciona” cuando un paciente asegura sentirse mejor con cualquier pseudoterapia.
Para finalizar este post, os dejamos cinco consejos que te ayudarán a detectar fraudes:
Cualquier duda que tengas consúltala con tu especialista: Algo que aparentemente es “natural”, puede interferir en los tratamientos que se ha prescrito. Nunca abandones el tratamiento sin consultarlo.
Aprende a contrastar la información o a informarte por fuentes fiables. No compartas nada si tienes dudas sobre su veracidad. Puedes solucionar tus dudas contactando con #SaludSinBulos aquí.
Las asociaciones de pacientes también pueden ayudarte. Ellas llevan mucho tiempo en esto y saben que hay bulos que se desmienten y vuelven a aparecer años después como nuevos.
Sentido común: si el cáncer fuera tan fácil de curar, ya estaría curado. Curiosamente, aquellos que aseguran que dicha cura ya existe y que un poder corrupto la mantiene bajo llave, también suelen recomendar que no vacunes a tus hijos contra enfermedades que ya estaban erradicadas.
Métodos rápidos para contrastar la información: desconfía de todo lo que hable de fórmulas secretas o muestre testimonios de gente que lo ha probado y le ha funcionado “milagrosamente”.
¿Recomendarías la web de UCBCares?