Recomendaciones sobre el tratamiento para la psoriasis

Los profesionales sanitarios suelen medir la gravedad de la psoriasis a través de diferentes índices de severidad y escalas, es decir, que el especialista no solo valora la enfermedad clínicamente hablando, sino que tiene en cuenta cómo la vive quien la padece. Una persona puede ser feliz con una psoriasis sin necesidad de tratarla, mientras que otra puede no serlo con un tratamiento tópico adecuado a su enfermedad.

Tratamiento individualizado

Tratamiento psoriasis individualizado

En cuanto a las escalas de medición de la propia enfermedad, los médicos suelen utilizar escalas como PASI, BSA, PGA o DLQI que cuantifican la severidad de la psoriasis, la extensión, la infiltración, la descamación e intensidad de la rojez de las lesiones. También existen medidas para cuantificar localizaciones especiales como las que se dan en las palmas de las manos y los pies o aquellas que aparecen en el cuero cabelludo. A partir de ahí, los expertos podrán calificar la psoriasis como leve, moderada o grave.

Para valorar el sentimiento de cada persona frente a la psoriasis, independientedemente de la gravedad, el médico debe tener en cuenta diferentes variables en función de dónde se localicen las lesiones. Por ejemplo, se debe evaluar si le afecta a su forma de vestir, si le impiden hacer deporte, si exponerse en la playa, si le impide llevar una vida normal, si le avergüenza, si le afecta en el entorno laboral…, un sinfín de cuestiones relativas a la vida personal del paciente. Ambos aspectos, el clínico y el personal ayudarán al médico a decidir por el tratamiento más adecuado para cada persona, un tratamiento que, en cualquier caso, siempre debe ser individualizado.

Escala de tratamiento

Escala de tratamiento para la psoriasis

Considerando estos factores, no resulta fácil saber qué tratamiento va a ser el más adecuado en cada caso. Además de lo comentado anteriormente, es importante valorar el equilibrio entre los riesgos y los beneficios que le pueda aportar cada terapia, la edad del paciente, su estado de salud, antecedentes familiares, posibles alergias, otras enfermedades que padezca, medicamentos que esté tomando, en el caso de la mujer su deseo gestacional o las propias preferencias de cada paciente.

No obstante, en general el concepto del tratamiento de la psoriasis se basa en ir paso a paso, como si subieras una escalera.

De modo que, en una psoriasis leve (es decir, que representa menos del 5% de la piel), habitualmente, el punto de partida suelen ser los tratamientos tópicos. En la psoriasis moderada (que afecta a entre el 3% y el 10% de la superficie corporal) y en la grave (aquella que supone más del 10% de la piel), se iniciará tratamiento con fototerapia o un tratamiento sistémico convencional o biológico. Por tanto, se irá escalando en función de los determinantes que hemos mencionado anteriormente de cada paciente.

En definitiva, se trata de conocer la gravedad objetiva y subjetiva de la psoriasis y cuál es el medicamento que mayor eficacia y seguridad puede proporcionar a cada paciente de forma individualizada.

Recomendaciones sobre los tratamientos biológicos

Recomendaciones sobre los tratamientos biológicos

Los medicamentos biológicos son unos fármacos que se administran por vía intravenosa (en el hospital) o bien por vía subcutánea, mediante pequeñas inyecciones bajo la piel o con una pluma precargada. Antes de iniciar este tipo de tratamientos, hay que descartar la presencia de otras enfermedades importantes o infecciones para evitar que haya interacciones.

Para ello, es posible que el especialista decida solicitar unos análisis u otras pruebas como radiografías o, incluso, recomendarte alguna vacuna (como la de la gripe) que te prevenga de contraer infecciones. De hecho, si estando con un tratamiento biológico tuvieras una infección, debes consultar con urgencia al especialista y confirmar la posible infección para valorar si seguir o no con el tratamiento. En cualquier caso, no debes interrumpir el tratamiento por decisión propia, siempre contactando primero con un profesional sanitario.

Otro aspecto que se debe tener en cuenta son los posibles efectos secundarios que puedan causar y si detectas cualquier anomalía consúltala. Finalmente, en el caso de que estés embarazada o estés pensado en ampliar la familia, consulta con el médico las opciones terapéuticas que tienes. Y recuerda que ante cualquier duda sobre la enfermedad o el tratamiento que te han prescrito, debes consultar con tu especialista.