Sea cual sea tu método ideal, aquí te dejamos algunas recomendaciones para que ese encuentro sea lo más efectivo posible y te ayude a salir de la consulta con todas tus inquietudes despejadas.
En los días previos a la consulta, apunta tus dudas. Aprovecha los días anteriores para identificar pensamientos negativos a fin de neutralizarlos o compartirlos con tu especialista.
Pregunta todo lo que te suscite dudas, cualquier cosa que te preocupe de la enfermedad o del tratamiento. Confía en tu especialista para que la comunicación entre ambos sea fluida y sin límites. Si no entiendes algo que te ha explicado, pregunta hasta que lo entiendas bien. En ocasiones, los médicos hablan de forma muy técnica y necesitas información clara sobre la enfermedad y el tratamiento.
Durante la consulta, practica ejercicios de respiración y otros métodos para manejar el estrés que pueda producirte.
Si lo consideras necesario, apunta las respuestas al salir de la consulta para no olvidarlas.