Una de las actividades más recomendadas y beneficiosas para complementar el tratamiento del SPI es el yoga. ¿Por qué?
La práctica de yoga y sus diferentes posturas, especialmente las que son en completa inmovilidad durante un tiempo prolongado, realizadas desde la relajación y en pleno estado de concentración, producen la estimulación parasimpática del Sistema Nervioso Autónomo.
La realización de la asana tiene un efecto sobre el cerebro al producir un impulso neuronal hacia el Sistema Nervioso Central y Autónomo.