Diferentes estudios describen que los pacientes con Espondiloartritis axial y Artritis Psoriásica son menos activos y más sedentarios que la población general, estimándose que sólo 1 de cada 3 pacientes llegan a alcanzar los mínimos de actividad física recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Otro hecho relevante es que cuando los médicos especialistas prescriben ejercicio, la adherencia va a ser baja, ya que aproximadamente menos de un 50% van a continuar realizando ejercicio después de 6 meses.

La práctica de ejercicio, una asignatura pendiente

Y todo esto, qué nos traduce? A día de hoy, la práctica de ejercicio físico en personas con Espondiloartritis Axial y Artritis Psoriásica todavía es una necesidad pendiente de cubrir.

La mayor parte de la actividad física, sobre todo del ejercicio aeróbico y de fortalecimiento realizados de forma regular, van a tener un efecto antiinflamatorio, porque la contracción muscular va a segregar unas sustancias llamadas mioquinas que son las responsables de los beneficios del ejercicio físico en las espondiloartritis, disminuyendo el dolor, la actividad inflamatoria, las placas de psoriasis, la fatiga, además de mejorar la flexibilidad, la fuerza muscular y la masa ósea.

También produce efectos a nivel psíquico, mejorando la ansiedad y la depresión patológicas y frecuentes en este tipo de personas. Incluso, el ejercicio previene un gran número de enfermedades como la diabetes, la hipertensión o enfermedades cardiovasculares, además de ayudar con el control del peso, mejorando el pronóstico y la respuesta terapéutica.

Una vez que las personas con espondiloartritis se ponen en marcha y comienzan a realizar ejercicio, es normal que surjan dudas por desconocimiento. Es importante que a la hora de comenzar se tengan en cuenta una serie de recomendaciones, que la doctora resume en dos puntos:

• Adaptar el ejercicio al estadio evolutivo de la espondiloartritis axial o la artritis psoriásica. De manera que los pacientes que se encuentran en un estadio inicial, es decir, que tienen una escasa limitación de la movilidad y una mínima repercusión funcional, aquí vamos a seguir las siguientes recomendaciones: ejercicio aeróbico, fortalecimiento y, opcionalmente, estiramientos.

  Si el paciente presenta un estadio intermedio, donde ya hay una limitación parcial de la movilidad y una repercusión funcional, se recomienda el ejercicio aeróbico de intensidad moderada con unas pautas similares a las de los pacientes adultos con limitaciones crónicas combinándolo con ejercicios de fortalecimiento muscular y de estiramientos dos o tres días a la semana.

  En las fases avanzadas, donde existe una limitación funcional severa, sobre todo en la columna, se debe evitar el ejercicio de alto impacto por el riesgo de fracturas. También se deben evitar los estiramientos porque no va a generar beneficios sobre la zona.

• En segundo lugar, una cuestión que preocupa especialmente a los pacientes, ¿qué ejercicio realizar cuando tiene un brote de dolor o inflamación articular? La principal premisa es que se debe evitar la inmovilización. Para ello, lo que se hará será reducir la intensidad, la frecuencia y evitando aquellos ejercicios locales que impliquen sobrecarga de la zona sintomática y nos centraremos más en los efectos generales a través del ejercicio aeróbico y el fortalecimiento a distancia.

A partir de ahora, no hay excusas para realizar ejercicio por sus múltiples beneficios y prácticamente sin efectos secundarios ¡Anímate!

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