Otoño es un buen momento para trabajar los síntomas no motores del párkinson

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Otoño e invierno son dos estaciones que pueden resultar desfavorables a las personas con enfermedad de párkinson. Las bajas temperaturas y el frío propios de esta época suelen afectar más a nuestras articulaciones y, en consecuencia, también se resiente nuestro estado anímico. Por eso, los expertos nos recomiendan trabajar los síntomas no motores del párkinson, especialmente ahora que poco a poco se van levantando las restricciones por la pandemia del coronavirus. Aquí te damos algunas claves para conseguir los máximos beneficios.

Los síntomas no motores del párkinson son menos conocidos, pero también afectan a la calidad de vida del paciente. Podrían definirse como aquellos signos de la enfermedad que no están relacionados con el movimiento, como los trastornos neuropsiquiátricos, cognitivos, emocionales, del sueño o digestivos. También se pueden producir alteraciones sensoriales, como la pérdida del olfato, etc. En algunas ocasiones, los síntomas no motores aparecen antes que los motrices (los temblores o la rigidez).

Abordaje global

Los expertos recomiendan realizar “un abordaje integral” de la enfermedad, es decir, tener una visión global del paciente. Por ello, diferentes disciplinas médicas están relacionadas con el seguimiento del párkinson, pero también otras terapias no farmacológicas. Algunas de estas disciplinas que pueden mejorar los síntomas no relacionados con el movimiento son la fisioterapia, la logopedia, la terapia ocupacional y la medicina del sueño.

En la primera fase tras el diagnóstico del párkinson, puede resultar muy beneficioso para el paciente y sus cuidadores acudir a expertos para que expliquen bien en qué consiste el proceso de la enfermedad. En estos momentos, necesitaremos todo el apoyo físico y emocional posible para comprender la situación y prepararnos para afrontarla.

Sin duda, nuestro neurólogo y el resto del personal sanitario serán los mejores compañeros de viaje. Ellos nos explicarán las mejores opciones terapéuticas tanto farmacológicas como no farmacológicas. Tal vez sea necesario solicitar ayuda de profesionales de la Psicología para afrontar algunos de los síntomas no motores de la enfermedad, como es el caso del impacto emocional, el cual puede afectar el día a día e incluso la noche de estos pacientes, disminuyendo su calidad de sueño.

Asimismo, los terapeutas ocupacionales trabajan las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria. La finalidad es mantener la autonomía de la persona el máximo tiempo posible, con lo que se consigue una mejor calidad de vida de sí mismo y de sus familiares y cuidadores. Además, prolongar la autonomía e independencia del paciente también supone un gran beneficio para la sociedad, ya que se liberan recursos sociosanitarios que podrán destinarse a otras personas más necesitadas.

Asociaciones de pacientes

También podemos encontrar respaldo y comprensión en las asociaciones de pacientes de párkinson, tanto estatales como de cada una de las provincias españolas. Estas entidades nos informarán de las posibilidades de acudir a profesionales especializados en párkinson, especialmente fisioterapeutas, logopedas y terapeutas ocupacionales.

En muchas ocasiones las propias asociaciones de pacientes organizan talleres, cursos o charlas para tratar los síntomas no motores, que suelen ser más desconocidos. Debido a la pandemia, todavía muchos de estos encuentros se realizan en formato digital, pero poco a poco volveremos a los actos presenciales para evitar que muchas personas queden excluidas de estos programas.

Referencias