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Ánimo y cognición en personas con párkinson

Como hemos visto, algunos de los síntomas de la enfermedad de Parkinson se centran en el plano emocional afectando a la cognición, a las emociones y a la conducta de las personas con párkinson. Aprender a manejar estos síntomas es tan crucial como controlar los que afectan a la motricidad. El conjunto de todo lo relacionado con el párkinson puede suponer una carga emocional muy significativa tanto para quien lo vive como para quien cuida del afectado.

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Párkinson y deterioro cognitivo

El deterioro cognitivo en personas con párkinson puede llegar a ser muy incapacitante, aunque suele aparecer en fases muy avanzadas. Puede afectar a las funciones ejecutivas, a la atención, a la velocidad del procesamiento de la información, a las funciones visoespaciales, a la memoria y al lenguaje. La identificación de estas complicaciones y el apoyo socio-familiar pueden mejorar su situación.

En ocasiones, la enfermedad aparece en personas jóvenes laboralmente activas, por lo que alargar su integración social y laboral una vez diagnosticadas puede ser crítica si no se evalúa y trabaja sobre su estado emocional.

Los ejercicios de estimulación cognitiva deben formar parte de la rutina diaria de las personas para mejorar su calidad de vida y retrasar la progresión de la enfermedad.

Las emociones y el párkinson

Las alteraciones emocionales también pueden influir de forma negativa en los circuitos nerviosos del cerebro de las personas y aparecen otras enfermedades como ansiedad, estrés o depresión. Son afecciones que también se pueden dar antes del propio diagnóstico del párkinson. En este caso, ajustar los tratamientos, las técnicas de relajación y terapias cognitivo conductuales puede ser de gran ayuda.

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Otro problema asociado son los trastornos del control de impulsos que se manifiestan con un deseo irrefrenable de consumir una sustancia o llevar a cabo una determinada conducta que pueden llegar a ser muy graves.

Se estima que afectan al 15% de las personas con párkinson, pueden ser producidos en parte por la medicación que se toma para tratar los síntomas de la enfermedad, y suelen estar relacionados con problemas como la ludopatía, las compras compulsivas, la hipersexualidad, la necesidad de acumular cosas u otras adicciones. Este problema se ha relacionado con el uso de algunos medicamentos y suele darse en personas jóvenes que no tienen deterioro cognitivo. Es importante detectarlos pronto y reducir o suspender el fármaco/s que pueda/n estar provocándolos.