sueñosueño

Cómo afecta la enfermedad de Parkinson al sueño

Las dificultades que tienen las personas afectadas de la enfermedad de Parkinson relacionados con el sueño pueden complicar mucho su calidad de vida, ya que un sueño reparador permite la recuperación funcional y energética del organismo, ayuda a consolidar la memoria y contribuye al almacenamiento de los neurotransmisores.

Insomnio y párkinson

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El problema más frecuente es el insomnio crónico que ocurre en la mitad de las personas recién diagnosticados y entre el 80% y 90% del total a medida que la enfermedad evoluciona. Esta dificultad para conciliar el sueño se asocia a la somnolencia diurna y, por consiguiente, a un mayor riesgo de caídas, en especial en las personas de más edad.

La fragmentación del sueño con dos o más despertares a lo largo de la noche, las apneas (pausas de respiración de manera repetida y duración variable durante el sueño) y los trastornos de conducta del sueño REM -el más profundo- (pesadillas y sueños violentos con movimientos bruscos), que puede desarrollarse años antes de que se diagnostique el párkinson, son complicaciones frecuentes en estas personas.

trastornos del sueño parkinson

La falta de sueño y los despertares nocturnos se relacionan con un posible deterioro cognitivo, depresión y ansiedad, y otras circunstancias como la falta de movimiento nocturno (o acinesia), el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) o sensación de malestar, normalmente en las piernas que generan un impulso irrefrenable de moverlas para aliviar la molestia), la necesidad de orinar varias veces por la noche (o nicturia) o los efectos de algunos medicamentos, entre otros.

Para paliarlos son necesarias terapias farmacológicas (pautadas por el neurólogo/a) y no farmacológicas como fisioterapia, hidroterapia, musicología o psicología y, en especial, un cambio de rutinas que incorporen una buena higiene del sueño que favorezca la calidad del sueño.

Recomendaciones para conciliar el sueño

Es importante intentar localizar la causa que provoca los trastornos de sueño para abordarla directamente, no obstante, existen algunas recomendaciones que pueden ayudar a paliarlos:

  • Conseguir una adherencia terapéutica, tomando la medicación en la forma y tiempo pautada por el médico propicia llegar al inicio del sueño en mejores condiciones.

  • Realizar técnicas de relajación acompañadas de técnicas de respiración disminuyen los estados de ansiedad y ayudan a conciliar el sueño.

  • Poner en macha una buena higiene del sueño que incluya: regular los horarios de sueño, una buena rutina para establecer horarios fijos para ir a dormir y levantarse, adecuar la habitación (temperatura y luz adecuadas), y no ver la televisión, como mínimo, dos horas antes de acostarse, entre otros.

  • En relación con la alimentación se deben evitar cenas copiosas, no beber muchos líquidos por la tarde-noche y no tomar excitantes. Tampoco es apropiado acostarse con hambre.

  • Realizar ejercicio moderado y relajante (evitar ejercicio vigoroso) o aquellas tareas tranquilas que sean gratificantes antes de irse a dormir.

  • Evitar dormir durante el día manteniéndose activo y alerta para no invertir el ritmo normal del sueño

  • Cuando haya dolor y/o rigidez, es importante mantenerlos bajo control y consultar con el neurólogo/a la posibilidad de tomar analgésicos o antiparkinsonianos de liberación prolongada que, además, ayuden a conciliar el sueño.

  • Si fuera necesario, realizar terapia psicológica para trabajar las posibles complicaciones cognitivas relacionadas.

  • Y si, aún así, no se consigue conciliar el sueño es mejor levantarse y realizar alguna actividad tranquila antes que quedarse en la cama incrementando la preocupación y la ansiedad.