Signos y síntomas

El temblor del párkinson tiene unas connotaciones muy características:

• Suele aparecer en las extremidades superiores, labios, lengua o mentón;
• Puede aparecer en un solo dedo o en varias partes del cuerpo al mismo tiempo;
• Es frecuente que comience por un solo lado del cuerpo empezando por una mano y siguiendo por la pierna de ese mismo lado, hasta llegar a afectar a los dos lados.
• No suele afectar a la cabeza ni a la voz.
• Se da cuando la persona está en reposo de forma regular y rítmica, mientras que desaparece cuando se va a realizar un movimiento o se adopta una postura. Puede ocurrir también al mantener una postura, pero es menos frecuente.
• La intensidad no es uniforme, sino que va variando a lo largo del día. Si está cansado, siente ansiedad o se concentra en una tarea suele exacerbarse, mientras que con el sueño desaparece.

La rigidez del cuello y las extremidades, tanto en las articulaciones cercanas al hombro como en las distales o de la muñeca, es otro de los síntomas motores. Se trata de un aumento de la resistencia al movimiento pasivo que suele pasar desapercibido para la persona con párkinson, mientras que se manifiesta cuando el neurólogo/a intenta moverle las extremidades. Esta rigidez limita mucho la movilidad y puede llegar a causar dolor. En ocasiones, aparece el dolor antes que la propia rigidez.

La bradicinesia o lentitud de movimientos es uno de los síntomas más incapacitantes de la enfermedad de Parkinson, y va acompañado de la hipocinesia o disminución de movimientos, y la acinesia o incapacidad para iniciar un movimiento cuando este movimiento es preciso.

Aparece en los primeros estadios de la enfermedad como una dificultad para realizar movimientos finos que requieren precisión como abrocharse un botón, utilizar los cubiertos, escribir o atarse los cordones.

Los movimientos repetitivos como cepillarse los dientes o el cabello se vuelven lentos. Y se produce una pérdida de los movimientos automáticos del cuerpo como son el braceo al caminar o el parpadeo.

A medida que progresa la enfermedad los movimientos del cuerpo se van haciendo más lentos y dificultosos lo que provoca un extra de cansancio y fatiga.

A medida que va avanzando la enfermedad de Parkinson los problemas motores se acentúan y comienzan a presentarse bloqueos de la marcha con episodios esporádicos de congelación (quedarse “pegado o imantado” al suelo) que pueden terminar ocasionando caídas.

Los síntomas sensoriales suelen afectar a la disminución del olfato y a las alteraciones de la vista. La pérdida de olfato o hiposmia suele afectar al 90% de las personas con párkinson y se asocia también a una disminución del gusto. En cuanto a los problemas asociados a la visión, es frecuente ver doble al leer, perder capacidad de visión cercana o sequedad ocular. La pérdida de movilidad de los párpados y los músculos que mueven el ojo también dificultan la visión.

El dolor es otro síntoma sensitivo frecuente. Puede aparecer en cualquier momento de la enfermedad, y uno de los que más influye en el empeoramiento de la calidad de vida de las personas con párkinson. El dolor más habitual es el musculoesquelético que puede llegar a ser muy intenso, aunque mejora mucho con el tratamiento.

La enfermedad de Parkinson también está relacionada con la alteración del sistema nervioso autónomo que es el que actúa sobre los diferentes músculos causando algunas disfunciones. Por ejemplo, en la vejiga urinaria (provocando incontinencias); o en la función sexual (disminución del deseo sexual, de la obtención de orgasmos o de mantener una erección, o por el contrario un deseo sexual incontrolable o hipersexualidad). Una degeneración nerviosa que puede derivar, además, en una hipotensión o baja de la tensión arterial.

Los problemas gastrointestinales ocurren en las etapas más avanzadas de la enfermedad. Va disminuyendo la capacidad de tragar y deglutir los alimentos y hay una falta de movimiento en los intestinos que puede derivar en un estreñimiento, aunque este último puede estar presente antes de la aparición de los primeros síntomas motores.