El párkinson y la sexualidad
La disfunción sexual suele ser más frecuente en la enfermedad de Parkinson que en la población general siendo habitual en los varones la disfunción eréctil, y la dificultad para eyacular y para obtener orgasmos; en las mujeres, en cambio, es más predominante la tensión vaginal, la falta de lubricación, la incontinencia urinaria, la ansiedad y la inhibición a la hora de tener relaciones sexuales.
Recomendaciones para mejorar la sexualidad en personas con párkinson
En el caso de la disfunción eréctil es conveniente comentarlo con el neurólogo/a, ya que existe tratamiento farmacológico para combatirla, así como la Bomba de vacío, que es un dispositivo con un anillo que se coloca en la base del pene que permite que se mantenga una erección o incluso prótesis quirúrgica en casos que no respondan al tratamiento o personas que busquen una solución más definitiva.
Por otro lado, se han observado beneficios con la realización de ejercicios de autocontrol para el tratamiento de eyaculación precoz en el que se debe tratar de percibir y reconocer las sensaciones premonitorias del orgasmo a fin de retrasarlo.
Para las mujeres, el uso de lubricantes, realización de ejercicios de suelo pélvico y asesoramiento psicológico para aprendizaje de técnicas para reducir la ansiedad y combatir la inhibición pueden ser muy positivos para mantener relaciones sexuales satisfactorias.
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