Estas variaciones pueden relacionarse con la toma de medicación y su efecto en el tiempo hasta la siguiente toma. De este modo, en los momentos en los que la medicación es más baja en el organismo pueden incrementarse los síntomas como temblor, rigidez o lentitud de movimientos, mientras que descienden en los picos altos de la medicación en sangre.
Evitar estas fluctuaciones con ajuste de dosis de medicación, fármacos de liberación prolongada, bombas de infusión o cirugía permiten un mayor control.
La evolución de la enfermedad también conlleva la aparición de otros síntomas axiales como la afectación del lenguaje, la dificultad para tragar y las alteraciones para andar y mantener la postura y el equilibrio. Son problemas que pueden aparecer al inicio de la enfermedad, pero lo habitual es que surjan a medida que pasan los años.