Un aspecto importante para controlar el párkinson es contar con un diagnóstico precoz y certero. Por ello es importante diferenciar entre párkinson y parkinsonismo.
El primero se refiere a la enfermedad en sí, el segundo hace referencia a los síntomas motores más característicos de la enfermedad como: lentitud de movimientos o bradicinesia, temblores en reposo o rigidez a la hora de mover las articulaciones.
Todas las personas con párkinson presentan parkinsonismo, pero no todas las que tienen parkinsonismo padecen la enfermedad de Parkinson. Por eso, el médico, además de valorar los síntomas típicos de la enfermedad, debe tener presente otros datos atípicos que puedan llevar a pensar en la existencia de un parkinsonismo secundario producido a causa de otra enfermedad. Síntomas que no tienen respuesta o la tienen en menor medida al tratamiento habitual para la enfermedad de Parkinson.