Párkinson en jóvenes: causas y señales de alerta

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El párkinson es una enfermedad neurológica y crónica provocada por la pérdida de los grupos neuronales encargados de producir dopamina, sustancia que nos permite controlar nuestro cuerpo. Se suele identificar con los temblores, aunque tiene otros síntomas.

Este desconocimiento hace que sea vital un diagnóstico precoz y acertado, ya que con el correcto tratamiento se puede conseguir alargar la esperanza de vida de las personas.

¿A qué edad puede dar párkinson?

La edad es un factor determinante. Concretamente, el párkinson es la enfermedad degenerativa más frecuente para los mayores de 60 años, edad a partir de la cual el riesgo aumenta exponencialmente. Cuando la enfermedad se desarrolla antes de los 50, se conoce como precoz o de inicio temprano, y antes de los 21 se le llama párkinson juvenil.

Aunque no es determinante, entre el 15 y el 25% de las personas con esta enfermedad tiene antecedentes familiares. Sin embargo, los casos de párkinson temprano y juvenil se suelen relacionar con factores genéticos.

¿Qué es el párkinson juvenil?

El párkinson juvenil es una forma de la enfermedad que se desarrolla en niños y jóvenes menores de 21 años. Supone el 0,25% del total de afectados y presenta los mismos síntomas que en otras edades. Sin embargo, la evolución y avance de la enfermedad es más lenta.

Inicios del párkinson en jóvenes: síntomas

Para entender cómo se presenta esta enfermedad en sus primeras fases, es importante tener en cuenta que sus manifestaciones dependerán en gran medida de la mutación genética que la causa, que los síntomas pueden ser muy variados en cada caso y que existen menos estudios relacionados con el párkinson juvenil.

Los síntomas habituales del párkinson son: rigidez, lentitud de movimientos, alteraciones en la marcha y el equilibrio y temblores en reposo, que aun siendo lo más conocido de la enfermedad, no siempre están presentes en todos los enfermos

Los principales síntomas del párkinson en jóvenes son las complicaciones motoras:

  • Distonías: son contracciones involuntarias de los músculos que causan movimientos de torsión dolorosos, y posturas anormales. Pueden ser el primer síntoma motor y presentarse de forma local o en varias partes del cuerpo.
  • Discinesias: son movimientos involuntarios violentos del cuerpo que se asocian habitualmente al tratamiento a largo plazo con Levodopa (medicamento para el párkinson). Se ha observado que este efecto secundario de la medicación aparece con anterioridad y mayor intensidad en los pacientes jóvenes.
  • Fluctuaciones motoras imprevisibles que aparecen frecuentemente.

Otros síntomas comunes del párkinson en edades avanzadas, como las alteraciones en la memoria y los problemas en los procesos cognitivos, son más leves en el párkinson juvenil. Esto se debe a que la concentración de cuerpos de Lewy (depósitos anormales de proteína relacionados con el deterioro cognitivo), es menor en el cerebro de los jóvenes.

Causas del párkinson en jóvenes

Los factores genéticos se presentan como las principales causas del párkinson juvenil:

  • La probabilidad de padecer la enfermedad aumenta hasta un 7% al tener un familiar cercano que haya tenido párkinson.
  • Si bien se han identificado varios genes con mutaciones relacionadas, el LRRK2 es el más frecuente, suponiendo un 40% de las causas genéticas.
  • Existen inicios de la enfermedad en jóvenes que se producen por una mutación puntual de un gen concreto, heredado de forma recesiva, o bien dominante (mayor probabilidad).
  • También puede surgir por la alteración de varios genes, aunque en este caso el riesgo de desarrollar la enfermedad es menor, salvo que vaya unido a otros factores.

Por tanto, aunque las causas genéticas no son determinantes en el párkinson en edades avanzadas, sí que toman importancia en los casos en gente joven.

Tratamiento del párkinson juvenil

Aunque no existe una cura para el párkinson, hoy en día hay tratamientos que ayudan a llevar una vida normal. Los medicamentos que se emplean van dirigidos al control de los síntomas tanto motores como no motores.

En los comienzos de la enfermedad predominan los síntomas motores, pero a medida que avanza, los problemas a tratar son tanto motores como no motores, derivados en muchos casos de la degeneración neurológica y la medicación dopaminérgica.

Tratamientos de los síntomas motores del párkinson

El tratamiento más frecuente del párkinson es mediante el uso de levodopa (L-DOPA), sustancia que al llegar al cerebro se transforma en dopamina. Los medicamentos que la incluyen, mejoran considerablemente los síntomas motores de la enfermedad, al proporcionar al cerebro la dopamina de la que carece. Pese a ello, su consumo a largo plazo tiene graves efectos secundarios, por lo que aunque la respuesta inicial a esta medicación suele ser muy positiva, no se suele recomendar en las primeras fases del párkinson en personas jóvenes.

Para el tratamiento de los síntomas, inicialmente se recomienda un agonista de receptores de dopamina mantenido a un nivel muy bajo. Algunos agonistas dopaminérgicos pueden tener efectos antidepresivos. Solo se recomienda cambiar o añadir levodopa en los casos que no respondan bien al tratamiento.

Otros tratamientos para los síntomas motores incluyen la estimulación cerebral profunda del núcleo subtalámico (mediante la implantación de electrodos que modulan y controlan los síntomas) o la cirugía estereotáctica.

Tratamientos de los síntomas no motores

Aunque son menos frecuentes en los jóvenes, el párkinson también presenta síntomas no motores como los trastornos del sueño, problemas autonómicos como el estreñimiento o la impotencia, trastornos del ánimo y la conducta, como la depresión o la ansiedad y deterioro cognitivo, demencia, o alucinaciones. Los fármacos más utilizados en los tratamientos son, entre otros:

  • Benzodiacepinas, por sus efectos sedantes y ansiolíticos.
  • Antidepresivos.
  • Anticolinesterásicos, recomendados para el control de los síntomas cognitivos y conductuales (como las alucinaciones y delirios).
  • Neurolépticos, para el control de los síntomas psicóticos del paciente.

Los tratamientos farmacológicos deben ir siempre acompañados por los no farmacológicos, como llevar una vida sana evitando los factores de riesgo cerebrovasculares. En particular, el ejercicio físico ha demostrado ser muy eficaz para lidiar con los síntomas motores del párkinson, ayudando en el equilibrio y la postura.

La detección temprana de la enfermedad de párkinson es fundamental para que se apliquen los tratamientos adecuados y los jóvenes puedan desarrollar sus actividades con normalidad.

Foto: Freepick