Es frecuente que con un medicamento antiepiléptico se pueda suprimir una crisis, aunque a veces se necesita un segundo fármaco para reemplazar al primero e, incluso utilizar dos o más al mismo tiempo.
En la actualidad, los profesionales médicos no son capaces de predecir qué medicamento puede funcionar mejor en cada paciente, por tanto, la elección del antiepiléptico debe ser totalmente individualizada teniendo varias consideraciones presentes:
- El perfil de seguridad y tolerabilidad del medicamento.
- Los posibles efectos secundarios.
- Las enfermedades concomitantes que tenga el paciente.
- Y otros factores que pueden influir en el tratamiento.