Generalmente, una crisis epiléptica se desencadena por un exceso de actividad eléctrica de un grupo de neuronas hiperexcitables y puede afectar a funciones como el movimiento o el comportamiento, o al nivel de conciencia (la noción de lo que sucede alrededor de uno mismo).
Las crisis generalmente duran apenas unos segundos o unos minutos, después de las cuales finaliza y el cerebro vuelve a funcionar con normalidad. Además, el tipo de crisis dependerá de la parte del cerebro afectada y la causa que haya dado origen a la epilepsia.
La epilepsia afecta a personas de todas las edades y sexos, no obstante, los extremos de la vida –los niños y las personas mayores– constituyen la población de riesgo más afectada. En el mundo, se calcula que más de 60 millones de personas la padecen, en España, más de 500.000.