Pruebas para diagnosticar la epilepsia

pruebas para diagnosticar la epilepsia

El diagnóstico temprano de la epilepsia es esencial. En la actualidad existen 3 aspectos importantes que nos ayudarán a diagnosticar la enfermedad.

  1. Completar la historia clínica, y para ello el neurólogo debe tener conocimiento de todos los aspectos de las crisis que haya padecido el paciente, así como los antecedentes familiares y personales, medicación que esté tomando, patologías, otras pruebas realizadas…
  2. Exploración clínica y neurológica, pruebas diagnósticas complementarias que ayuden a definir el origen de las crisis, identificar un síndrome epiléptico o establecer un diagnóstico certero de epilepsia. Entre las principales pruebas que se utilizan habitualmente para el diagnóstico de la epilepsia está el electroencefalograma (EEG), y otras pruebas por neuroimagen como la resonancia magnética (RM) o el TAC (la tomografía computarizada).
  3. El siguiente paso será seleccionar de forma ordenada los estudios complementarios adecuados a la sospecha clínica, como son estudios genéticos, inmunológicos

El electroencefalograma (EEG)

El electroencefalograma (EEG) es un registro de la actividad eléctrica que se produce en nuestro cerebro a causa de las descargas de las millones de neuronas, denominadas ondas cerebrales. Se trata de una prueba que se realiza desde los años 50, tanto en adultos como en niños, y no entraña ningún tipo de daño ni dolor para el paciente.

El EEG es una prueba muy útil tanto para el diagnóstico de la epilepsia como para el seguimiento de los pacientes que ya están diagnosticados.

Para llevar a cabo un EEG, se disponen unos electrodos, recubiertos de un gel conductor, que se colocan sobre el cuero cabelludo capaces de transmitir el registro de las ondas cerebrales a un ordenador.

En función de la edad del paciente se utilizarán más o menos electrodos desde 10 en un niño hasta 21 que son los que se suelen emplean en un adulto. Gracias a este registro se puede observar la posible actividad cerebral anómala del cerebro entre las crisis.

electroencefalograma

La prueba dura entre 20 y 30 minutos y se realiza en una sala tranquila, a una temperatura de 20ºC y poco iluminada, con el fin de que se facilite la relajación del paciente.

El EEG se registra con el paciente en reposo, con los ojos cerrados y abriendo los ojos durante unos segundos y volviéndolos a cerrar. En el caso de que se haga un video-encefalograma, toda la prueba se graba en vídeo.

Si el neurólogo lo considera necesario, el EEG se realizará junto a otras pruebas de estimulación con el fin de buscar anomalías que puedan confirmar un diagnóstico inicial:

  • La hiperventilación: Inspirar y espirar de forma profunda durante unos 5 minutos. Se utiliza para confirmar ausencias típicas epilépticas en las que la hiperventilación favorece la aparición de las crisis.
  • La Estimulación Luminosa Intermitente (ELI): Envío de haces luminosos parpadeantes mediante un estroboscopio en frecuencia variable. Durante la prueba el paciente tendrá que abrir y cerrar los ojos durante varios segundos, con ella se puede confirmar una epilepsia fotosensible.
  • Video-electroencefalograma (Video-EEG): Consiste en la valoración sincronizada de la actividad cerebral a través del electroencefalograma y de las manifestaciones clínicas a través de la grabación con video. Esta prueba es muy útil para confirmar el diagnóstico y el tipo de crisis epiléptica, y para descartar crisis que no son epilépticas. La monitorización VideoEEG es de duración variable según la finalidad y la frecuencia de las crisis. La monitorización prolongada con video EEG es imprescindible en el estudio prequirúrgico de la epilepsia.

Pruebas de neurorimagen

Resonancia magnetica

Otras pruebas complementarias que se utilizan para confirmar un diagnóstico de epilepsia son dos pruebas de neuroimagen: la tomografía computarizada (TAC) y la resonancia magnética por imagen (RM). Ambas son útiles para examinar la anatomía del cerebro.

Tomografía Computarizada (TAC)

Con el TAC se visualiza el cráneo y las estructuras intracerebrales como venas y arterias (lo que se conoce como una angiografía por tomografía computarizada) a través de rayos X. Para realizarla se coloca al paciente en una mesa de escáner que se moverá varias veces para ir tomando las imágenes que requiera el profesional sanitario. Esta prueba solo dura unos minutos. El TAC ha demostrado gran efectividad para detectar en una primera valoración tumores, lesiones hemorrágicas y/o isquémicas, y otras lesiones estructurales que puedan justificar una primera crisis a valorar de forma urgente.

La Resonancia Magnética (RM)

La Resonancia Magnética es un poco más complicada, ya que el paciente es introducido, sobre una camilla, en el interior de una máquina que parece un túnel iluminado. Ahí permanecerá durante unos 15 o 30 minutos, tiempo en el que debe permanecer todo lo quieto que pueda y oirá ruidos fuertes que pueden resultar molestos. Antes de una resonancia magnética, el paciente debe desprenderse de todos los objetos metálicos que lleve y advertir a los profesionales si lleva alguno dentro de su cuerpo, como puede ser el caso de una prótesis, ya que en ese caso no se podrá realizar dicha prueba. La finalidad es profundizar en el estudio de la epilepsia, para identificar alteraciones estructurales responsables o relacionadas con el origen de las crisis epilépticas, que incluso puedan requerir tratamiento específico como la cirugía en casos seleccionados.

Estudios complementarios

Algunos de los estudios complementarios son:

🧬 Estudios genéticos

En los últimos años, la batería de pruebas genéticas ha aumentado progresivamente, sobre todo si tenemos en cuenta las técnicas de secuenciación masiva de genes, lo que ha incrementado muy significativamente la cantidad de diagnósticos en epilepsias previamente no filiadas. Es recomendable realizar la prueba genética para:
  • Confirmar el diagnóstico en pacientes que ya sufren síntomas.
  • Identificar la causa de enfermedades que no han podido ser diagnosticadas a través de métodos convencionales.
  • Manejo terapéutico más eficaz, seleccionar el tratamiento más adecuado.
  • Establecer un pronóstico ayudando a prevenir complicaciones y comorbilidades. Hay varios tipos de pruebas genéticas que se pueden usar en el diagnóstico de la epilepsia.
  • 🛡️ Estudios de autoinmunidad

    Las encefalitis autoinmunes son cuadros de cronología aguda o subaguda, en general provocados por autoanticuerpos de diferente índole, pero en su mayoría contra los epítopos presentes en la superficie de la neurona, y que además de tener en su mayor parte una sintomatología neuropsiquiátrica en algún momento de la evolución del cuadro, pueden presentar en una importante proporción de casos crisis epilépticas.