“Intentamos trabajar con estas personas, especialmente con las que tienen un diagnóstico reciente. La idea es que acepten su enfermedad y vean que se puede mantener una vida normal a pesar de la epilepsia”.
En la Asociación Coruñesa hay “personas fármaco-controladas que tienen una vida plena”. “Pueden trabajar y conducir. Solo tienen algunas limitaciones propias de la enfermedad, como la prohibición de tomar alcohol. Para nosotros es veneno”. Como ha dicho el presidente, muchos afectados están totalmente integrados en la sociedad y también pueden acudir a sus puestos de trabajo o a los centros formativos.
Apoyo de la Asociación durante la pandemia
Durante el último año, la Asociación que preside Santiago Grandío se ha adaptado a las circunstancias. Ha podido mantener el contacto con sus socios a través de internet o el teléfono. “Más recientemente, hemos podido reabrir la oficina para organizar encuentros presenciales, con todas las medidas de seguridad oportunas para evitar el contagio de la COVID-19”, ha señalado.
Grandío ha invitado a todos los afectados por la epilepsia de la provincia de A Coruña a que se hagan socios de la Asociación. “Debemos apoyarnos unos en otros para conseguir crecer. La pandemia nos ha hecho mucho daño en este sentido, pero confío en que pronto alcanzaremos los cien socios”.
Como horizonte se ha marcado el 24 de mayo, Día Nacional de la Epilepsia. Para este día la Asociación está organizando otro encuentro con especialistas, así como diversas actividades junto con la Federación Española de Epilepsia (FEDE). “Intentaremos abordar otros temas de interés para nuestros socios, como la Neuropediatría o la continuidad asistencial. El paso de la consulta infantil a una de adultos puede ser traumático para algunos jóvenes. Es un tema que nos interesa abordar con los expertos”, ha avanzado el presidente.